Que antes lo envidiaba. Yo era así. Sentía así.
Veía parejas jóvenes sin hijos allá donde iba y no podía evitar sentir una punzada de nostalgia y de sutil envidia de esa forma de vida que ya no iba a darse más para mí.
Me lamentaba de no haber disfrutado lo suficiente, como me ocurre siempre con todo, de no haber agradecido la capacidad de decidir en qué invierto mi tiempo, la capacidad de control ante casi todo e incluso del agotamiento que ahora veo que no era más que un ligero cansancio pasajero.
De pronto al ver a otros de mi edad sin bebés, me preguntaba que había hecho con mi vida. Que mi hija es lo máximo en mi mundo es un hecho, nada que ver tenia con quererla poco o mucho. La quiero más que a nada, pero me quitaba muchas cosas de las que no me había despedido porque ni siquiera se me ocurrió que fuera a dejar de tenerlas.
Y de pronto, tras un cúmulo de cansancio, de bloqueo, de hastío, llega como un bálsamo la sensación reparadora de darme cuenta que de pronto ya no lo envidio. Que derrepente la vida que tengo es la que quería tener, tal cual. Sin control absoluto, con el tiempo escaso para casi todo y con la astenia del no dormir. Yo que renegaba y dudaba. Parece como si entre tanta desesperación hubiera surgido una reconciliación conmigo, con mis decisiones, con la relación con mi hija y con nuestra vida en familia.
De pronto ya no lo envidio. De pronto voy por la calle y solo veo la sonrisa de mi hija.
Te entiendo, he sido madre relativamente joven y mientras los demás hacían viajes y fiestas, yo estaba con mis hijos. Pero no me arrepiento de nada: al ser madre joven tengo mucha energía y vitalidad que darles, y me emociona pensar que cuando ellos se conviertan en adultos yo todavía seré una cuarentona, que habré disfrutado de ellos a tope e incluso que el día de mañana disfrutaré más de mis nietxs (si ellos el día de mañana quieren tener hijxs). ¡Un abrazo!
ResponderEliminarLa maternidad no siempre es fácil y a veces se hace cuesta arriba al principio pero luego compensa. Me alegra que ahora te ilumine tanto la sonrisa de tu hija. Disfrútala
ResponderEliminarCreo que todas pasamos por una epoca asi. Son etapas de aceptacion. Pero...una vez pasan...a disfrutar!
ResponderEliminar